domingo, 13 de noviembre de 2011

Homlía 13 de Noviembre de 2011

¿Están aburridos de escuchar sobre la muerte? Los dos últimos domingos hemos escuchado parábolas que nos piden a que debemos estar listos para la muerte– De eso se trataba la parábola de la semana pasada de las diez vírgenes. Cuando el novio llega, quien represente el ángel de la muerte, ¡Nos encontramos pensando, qué hemos hecho y qué no hemos hecho! ¡No tenemos aceite o lo tenemos aceite de más! Entonces, la parábola nos pregunta, "¿están listos para la muerte? ¿Será que llegará por ti el día de hoy? y si no, qué es lo que debemos hacer para sentirnos preparados? ¡Háganlo! ¡Tomen el aceita antes de que sea muy tarde! Tomen sus vidas en serio, no como un juego, y hagan lo que necesitan hacer para que estén orgullosos de ella. Tomen este buen consejo. 

Las lecturas de hoy son similares. La segunda lectura, de San Pablo, nos recuerda que nunca podemos saber cuándo la muerte o un desastre nos toque. "El Día del Señor," puede significar, "el final del mundo," o "el día de mi muerte," o puede significar "un desastre personal," esa cosa horrible que puede pasar tan fácilmente en este mundo. Para estar listos para CUALQUIERA de estas cosas necesitamos de estar conscientes espiritualmente… de haber aprendido a ver a Dios en crisis, y de escuchar Su Voz. Entonces, el trabajo espiritual que hacemos, todos los días, cuando las cosas están más o menos normal, es nuestra preparación de saber qué hacer cuando los tiempos más difíciles vengan. 

El Evangelio dice, "¡Miren lo que se les ha dado y póngalo a buen uso! Sean como la buena esposa de la primera lectura que hace el trabajo de noventa hombres cada día!!" El Evangelio nos suplica de que no malgastemos los regalos de Dios y de no ignorarlos. Pues esta vida es todo lo que tenemos para hacer el trabajo espiritual que necesitamos hacer para valorar el mundo espiritual  que nos espera. Lo más que hacemos, lo más preparados que estaremos para ver y valorar a Dios. 

Entonces, ¿cómo tú o yo nos podemos preparar para el dolor de la vida?  ¿Cómo nos podemos preparar para un desastre? No estoy seguro si podemos. Si alguien de aquí ha vivido la muerte de un niño, ¡ustedes saben que NO hay ninguna preparación! Solamente vivimos día tras día, y nos sentimos vacíos y perdidos. Alguien que ha perdido un trabajo, sin esperarlo, sabe que no hay ninguna manera de estar preparados. Esto pasa seguido, y de un momento a otro, todos los planes que hemos hecho, los sueños de poner a los niños en buenas escuelas, se vienen a nada. El miedo nos gana. Y así es también como la muerte viene. No sabemos cuándo viene, y nunca estamos en verdad "listos." Pero, ¿qué es lo hace que una familia continúe después de un pérdida? La clave es de haber ahorrado algo cada semana, para que haya una seguridad hasta que otra venga. La única manera que un matrimonio puede sobrevivir espiritualmente la muerte de un niño o una niña, es de haber hecho el trabajo de aprender cómo amarse los dos mutuamente en tiempos difíciles a lo largo de los años. Entonces, aunque no tengan palabras para expresar el dolor, pueden tomarse de la mano, pueden ofrecer una tacita de café, y esto es suficiente. ENTONCES, ¿cómo nos preparamos para la muerte? 

La única preparación que conozco es de vivir una vida con la cual estás orgulloso de ella. Entonces, las lecturas de hoy les pregunta, "¿Están felices con sus vidas en este momento?" Y si no lo están, ¿qué es lo que necesitan hacer para estar contentos con sus vidas? ¿A lo mejor necesitan trabajar en algo? ¿Necesitas perdonar y ser perdonado por alguien de la familia? ¿Necesitas estar en paz con alguien? ¿Necesitas mejorar la manera de comportarte o de ser? ¡AHORA ES EL TIEMPO, antes de que sea muy tarde! 

Hay que reconocerlo, nadie de nosotros sabe cuánto se nos ha dado. ¿Cómo lo medimos? ¿Será que tenemos diez talentos? No sabemos en realidad. En cambio, sí sabemos que tenemos un potencial para ser el bien, siendo padres y madres, siendo hijos e hijas, estudiantes y maestros, jefes y empleados. En cada uno de estos papeles de la vida podemos hacer bastante bien. Entonces, ¡manos a la obra! ¡A trabajar! No desperdicien sus vidas. ¡Vívanla lo más que puedan, y por qué no, SEAN FELICES!

Recemos para que Dios nos dé a cada uno de nosotros la oportunidad de hacer o de decir algo a alguien que nos hará más orgullosos de nosotros mismos y que Dios esté más orgulloso con nosotros. Recemos para que podamos elevarnos más altos a nosotros mismos y a toda la humanidad. 

Y Que Dios los bendiga a todos. +

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