Quiero hablarles a ustedes no solamente como su sacerdote parroquial, sino también como su director espiritual. Así como lo hizo Cristo, en su sermón en el monte, del cual leemos el día de hoy.
El director espiritual dentro de mi ser, nos recuerda que todos nosotros--ustedes y yo, vivimos una vida en mandamiento. Los mandamientos de Dios existían antes que nosotros, y en cuales nacimos, nos identifican, y nos dan el significado de la vida. Cuando Dios planeaba crearnos, creyó los mandamientos, designados para guiarnos a vivir una vida significativa y llena de significado.
¿Qué quiere decir esto? Pues, miren...en toda mi vida, hasta ahora, al menos, no he matado a nadie, nunca. No he tenido bastante rabia contra otra persona para que sea impulsado a quitarle la vida, y no he sido soldado, y entonces no he tenido la experiencia de estar en batalla con la posibilidad de infligir heridas mortales a nadie. Entonces, no he cometido ninguna matanza, ¿creen ustedes que he guardado el mandamiento de no matar?
El fundamentalista diría que "si." El mandamiento dice: No matarás, y tú no has matado, entonces has guardado el mandamiento. Cristo no era fundamentalista. Siempre Él decía que tenemos que profundizar el mandamiento. La superficie puede engañar. Como Dios es eterno en su profundidad, también lo son sus mandamientos. Entonces, el mandamiento de "no matar" cuando tiene un nivel más profundo nos avisa que no deberíamos tenerle rabia a nadie, porque si nos permiten a nosotros el lujo de tener rabia, al final es probable que se nos permita el acto de infligir violencia, lo cual resultará en la muerte. Y, yendo un poco más profundo, si no debemos permitirnos la emoción de rabia, no debemos tampoco permitir que tengamos resentimientos. Todos nosotros sabemos que a veces no reaccionamos con rabia contra otra persona en el momento de conflicto, pero DESPUÉS, pensamos en lo que pasó, y nos ponemos enojados, y llevamos resentimientos, y con toda esta emoción bajo la superficie de nuestro ser, la próxima vez que encontremos a una persona en conflicto, es posible que reaccionemos más fuerte que la primera vez, y esto es peligroso. Y si vamos un poco más profundo, el mandamiento de "No Matar," nos diría que deberíamos tratar de imaginar excusas, razones posibles, para explicar el comportamiento del vecino que nos ofende, para que lo comprendamos sin rencor...debemos imaginar todas las posibilidades que lo disculparían y expliquen sus ofensas. Y aún podemos ir más profundamente, el mandamiento de NO MATAR nos manda, a la vez, de hacernos amigos con quienes nos ofenden. NO MATAR es otra manera de decir, AMA AL ENEMIGO, y hacerlo hermano.
Con esto vemos que los mandamientos no son cosas sencillas que podemos memorizar y así seguirlos. Los mandamientos son pensamientos profundos que vienen de la profundidad de la mente de Dios...y están llenos con niveles eternos de significado.
Pensemos un momento en el mandamiento de "NO COMETER ADULTERIO". ¿Qué pensarían de mi si yo fuera casado (y si yo fuera MUCHO más joven, y no ordenado?...vamos a necesitar mucha imaginación, ¿no?), y digamos que he estado casado por diez años o más, y nunca en mi vida he dormido con otra mujer. Pero, a la vez, la esposa tiene miedo de mí, y no me aguanta a causa de mi abuso del alcohol y mi mal genio. ¿Podemos decir que he guardado el mandamiento? Otra vez, Cristo me diría, "¡No, Bill, quiero más!" ¿Por qué? Porque otra vez, la superficie no es suficiente para entender la profundidad de la palabra de Dios. El mandamiento que nos manda que no debemos cometer adulterio, a la vez está pidiendo que tengamos un cariño en la casa--que hagamos un hogar basado en la caridad cristiana. Y para tener tal casa es necesario que me comunique con mi esposa, para que ella me entienda a mí, y yo a ella. Si no hay entendimiento y ternura entre los padres, ¿cómo van a crecer como hombres y mujeres cristianos los niños? Este mandamiento, también, tiene sus niveles de significado. Y Cristo quiere que nos enfoquemos a seguirlos para que mostremos al mundo los marcos o los signos del discipulado.
También, con el mandamiento de NO TOMAR EL SANTO NOMBRE DE DIOS EN VANO. La superficie del mandamiento tiene que ver con la pronunciación del santo nombre de Dios. Pero, más que esto, nos pide que cuidemos nuestro lenguaje. ¡Fíjense! La mayoría de los problemas entre esposos y esposas, entre padres y sus niños, entre compadres, y entre vecinos, se debe a lenguajes descuidados. La Biblia nos dice que Dios crea por palabra...que se haga la luz, y la luz se hizo...y nosotros, hechos en su imagen, también creamos con palabras. Podemos crear una atmósfera de confianza y cariño con las palabras que usamos, O, podemos crear una atmósfera de odio. Todo depende en lo que decimos. Dios sabe que no podemos controlar los pensamientos ni las emociones negativas, PERO, sí podemos controlar lo que decimos, y no tenemos que decir cada cosa que pensamos. Cada vez que expresamos negatividad, ponemos veneno en la atmósfera que todo el mundo tiene que compartir. Cristo quiere que tengamos más disciplina, y que nuestras bocas y nuestras acciones--que nuestras VIDAS de verdad sean bendiciones de paz y bondad. Y, TODO EL MUNDO sabe que hay veces en que NO PODEMOS pensar en nada bueno para decir. Estamos tan desesperados, tan desilusionados, tan enojados, que no podemos decir nada positivo. En este caso sería mejor no decir nada--quedar en silencio. Fíjense en las ocasiones en que Cristo decidió no decir nada--frente a Pilato, cuando se bajó y escribió en el suelo. Hay ocasiones en que Él nos enseñó que es mejor guardar el silencio dorado en vez de decir palabras irreflexivas que no podemos retirar. Entonces en un nivel profundo, el mandamiento que refiere a "NO TOMAR EL NOMBRE DE DIOS EN VANO" es un aviso de respetar un silencio profundo en la vida diaria.
Quiero que ustedes sepan que la palabra de Dios es profunda, con niveles eternos de significado, como Dios es eterno. La enseñanza de Cristo en el evangelio de hoy nos presenta la llamada dada a cada discípulo--que profundicemos en nuestro entendimiento de la escritura, y que nuestras vidas sean reflexiones de este entendimiento. Mi oración para cada uno de nosotros es que recibamos la Gracia en la Eucaristía de hoy para hacer de nuestras vidas bendiciones de bondad en nuestro mundo. Y que Dios los bendiga a todos. +
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